Soberana
Por: Yessica de la Caridad Díaz Herrera
Maquiavélico tormento que separa nuestros besos,
ignorando una plegaria de dolor.
Un suspiro silenciado por el miedo,
un torrente de canciones por la vida,
que pospone nuestros sueños,
y un abrazo de calor.
Por el llanto inquebrantable de una madre,
que en su pecho hoy palpita la esperanza,
que en sus ojos hoy resiste la añoranza,
que la ausencia de sus hijos la endurece,
que la fuerza de sus manos sanadoras
roban vidas a la muerte,
y el oxígeno devuelve.
Por el duelo de las almas que su ausencia nos dejaron,
los pulmones que en sus pechos,
ya no pueden respirar,
y el recuerdo de un amigo que no vimos despedir.
Por la sangre que aún circula en nuestras venas,
hoy soñamos Soberana,
una huella en cada brazo,
una oda a la paciencia de blancos soldados.
Soberana dosis de la ciencia de inocular fortaleza.
Soberana resistencia de neuronas
y miocardios valientes.
Es un “basta” de mil voces a la muerte,
que ahora gritan Soberana.